Hay poetas que son como lápidas
Cayendo pesadamente a un abismo.
Hay algo que los hace lamentables
A pesar de sus desesperados intentos
Por pasar desapercibidos,
Hay en ellos una locura trágica
Que proviene de una música
Sólo conocida por sus oídos.
Y al observarles
Parecen frágiles, pero son
En realidad
Como un Atlas de
Musculatura metafísica;
La ebriedad y el amor
Son sus analgésicos celestes.
Y sus rostros, siempre vivos
Respiran a la espera
De felicidades absolutas y plácidos amaneceres
Aunque tras ellos hayan
Rasgos afilados y palabras de socorro,
Son como aves lastimadas
Que no han sabido someterse a la tierra firme.
Viajeros a contratiempo y traidores del recuerdo,
Enfermos de insomnio
Y adictos a la tristeza de la lluvia...
Y sin embargo, habitantes espirituales
De los días apacibles
Es posible que la muerte encuentre
Por fin para ellos algo de silencio.
Bogotá 15/06/2012
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