El experimento del que voy a hablarles toma la siguiente
argumentación.
El sujeto A llega a un entorno completamente desconocido con poca comida y una abrumadora soledad. Aunque no tiene memoria del
pasado decide recorrer el terreno y se percata de que no
cuenta con mucha movilidad. Descubre que habita una isla sin mucha
extensión, con pocos árboles y pocos animales, hace un rápido inventario y concluye, es suficiente para sobrevivir. De vez en cuando llegan mensajes del mundo
exterior que en realidad nunca van dirigidos a él (y al no existir evidencias de una conversación
o de cualquier tipo de inteligencia fuera de la isla, el individuo A puede
imaginar que la humanidad ha desaparecido, y que él, por ende, es el último
sobreviviente) El sujeto A deja pasar el tiempo en aquel escenario, deambulando
y durmiendo a veces, comiendo en otras ocasiones, y de él se apodera una
poderosa sensación de aburrimiento. Cuenta con materiales para recrear aquel
ruido exterior, aquel mundo que le atrae por simple curiosidad pero al cual no
tiene ningún acceso. Tiene además un cuchillo ¿que hacer en la absoluta soledad?
Pienso en un entorno apocalíptico, en algún trasfondo extraño, engañoso en
donde el sujeto piense que el escenario
en el cual deambula es una
recreación de la realidad. El cuchillo entonces sería la única salida, pero si
el escenario es la única realidad el cuchillo sólo sería una estupidez. Sin embargo,
imaginar mundos externos a ese diminuto escenario hace que el sujeto A alivie
la sensación de claustrofobia. Otra cosa es que piense que un día será rescatado; entonces sólo tendría
que dormir y comer hasta el momento oportuno. Sin embargo, pensemos en que
ninguna alternativa de fuga es posible, y que el Sujeto A está completamente
solo en aquel escenario, en aquel universo y que no hay una salida ni un mundo
exterior, así que todo lo que haga de antemano es inútil. Su estética y su
terquedad carecerán de sentido. En ese aspecto, considero que toda
individualidad conlleva indirectamente a la soledad, y que el sujeto A podría
ser una parábola del hombre contemporáneo. Su única posibilidad de encontrar
voluntad de acción consiste en la posibilidad de idealizar el mundo exterior a
él e imaginar que su obra, su placer y su existencia poseen un sentido. Por otra parte, ¿y que
sucede con la belleza y con el arte? ¿El sujeto A podría construir una escultura,
escribir una novela, o componer una canción si sabe de antemano que nadie
diferente a él va a percibirles? ¿Que sentido tendría todo ello? ¿El sujeto A
siquiera concebiría ese interés? Creo que sin la posibilidad de comunicar el arte
es una completa pérdida de tiempo, y que en la soledad absoluta sólo parece importante
la distancia que exista entre el cuchillo y el presente.
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