el Desheredado y la luna roja



No deseaba respirar
ni tampoco deseaba sobrevivir
había hielo en sus pupilas
hielo seco y sucio;
lodo de viejos desamparos.
No deseaba respirar ni tampoco seguir viviendo
la sangre no fluía como antes
las heridas eran marcas estériles sobre su costado.
El corazón se hace sólido con el paso de los años....
los vagabundos son como
viajeros que no tienen destino
Son desterrados sin nada que buscar
si nada a que aferrarse
él ni siquiera tenía recuerdos
él creyó que podría dormir en cualquier parte
en cualquier caño
dormir y desvanecerse
no por decepción
ni por tristeza
ni siquiera por pobreza
si no por simple desgano
en su opinión.
su existencia no valía el oxigeno que consumía
¿ que es una existencia sin esperanza?
Ni siquiera merece lástima
ni siquiera merece consuelo
no hay consuelo para aquel
que no cree en la sombra de sus zapatos
No hay consuelo para aquel que no desea placer.
Su existencia es un insulto a la coherencia.
Los hombres más miserables eran seres dichosos
a su lado.
No soportaba la sonrisa de los miserables
no soportaba que los huérfanos llenaran
 la tierra de retoños y sonrisas
el universo debería contaminarse
debería compartir su desesperada
 Era necesario, pensó, un Apocalipsis. 
Pero él siquiera lograba pensar en el suicidio sin temblar
sin sentir los escalofríos del último calabozo
sin pensar en la gruta húmeda en la tierra
que lo acogería como a un hijo pródigo.
Lo asustaba demasiado el último silencio.
Sin placer se es un cobarde excepcional.
Él ignoraba todas las señales.
No existe futuro para aquel que existe por simple terquedad
y mata sin parpadear, sólo para seguir sobreviviendo.

Pobre hombre sin lágrimas para dar
sin luz para respirar
sin pudor para entregarse
sin paciencia
sin deseo
sin ruido en sus recuerdos
sin amor
sin señales en sus párpados
rostro de marfil triturado
agua de riachuelos carcomidos
basura de la civilización que
por hastío renuncia a todos los consuelos


el cuchillo siempre es el último redentor
el redentor de la sombras
el amo de las ultimas plegarias
señor de la compasión
 Es el eterno amor incomprendido.



Comentarios