Las IA Escritoras.

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La primera inteligencia artificial en ganar el premio Nobel de literatura fue el dispositivo BRAIN- HKDM23 (en el año 2056)  propiedad de Google, y autor de la novela “Miedo a la Oscuridad, edición castellana de Planeta - 2054” que vendió durante su primera semana más de un millón de copias (traducidas instantáneamente) en todo el mundo. El modelo de las IA ya había sido usado muchos años antes para remplazar periodistas y redactores por drones armados de micrófonos, cámaras y motores de voz. Estos dispositivos desaparecieron en pocos años las salas de redacción de los diarios, y los equipos investigativos de los medios, generando por fin esa sensación de imparcialidad que los lectores exigieron apasionadamente y durante siglos a los diarios de todo el mundo.  Los drones podían introducirse velozmente en zonas de conflicto o de catástrofe con el más mínimo riego, y en caso de pérdida, no había ninguna muerte humana que hiciera necesaria una indemnización. Ya en el 2022 no era extraño ver drones volando por las ciudades reportando atascos,  incendios o accidentes en todas las ciudades del mundo.

La primera entrevista presentada en la televisión realizada por una IA fue televisada en 2021.


Pero el camino de las IA para alcanzar al Nobel no fue sencillo, ni estuvo en ningún instante tapizado en pétalos—así lo subrayó BRAIN- HKDM23 en su discurso de  aceptación del Nobel—  Desde un principio las protestas por parte del clásico mundo editorial fueron cada vez más y más apasionadas. Nadie podía negar, sin embargo, el hecho de las computadoras en la escritura eran mucho más eficientes que un escritor de carne y hueso, que en el mejor de los casos podía crear un escaso libro al año. En promedio, la IA se tardaba entre cinco y diez minutos en formular una novela de quinientas páginas, eligiendo en una vasta base de datos los personajes, el argumento, y el escenario para sus historias, entre millares de probabilidades y variables, y luego la imprimía (gran parte de los diez minutos que tardaba la IA terminando la historia, se gastaba en el proceso de impresión) Las elecciones habían sido refinadas por algoritmos que impedían decisiones inútiles y que se inspiraban en un sofisticado estudios de las tendencias editoriales de los últimos 70 años.  Algunos especialistas opinaban que probablemente ese era el mismo mecanismo lógico que la imaginación del escritor realizaba, con su respectivo retraso biológico, a la hora de concebir una historia. A través del algoritmo del agotamiento del consumo, las IA incluso podían anticiparse a las modas humanas, siguiendo un diagrama muy parecido a este.


 
 Cada uno de estos elementos generaba en el siguiente una sensación de ruptura debido al agotamiento del consumo. La excesiva introversión generaba reflexión, la excesiva reflexión generaba emotividad, la excesiva emotividad generaba extroversión, y la excesiva extroversión concluía en glamour y superficialidad. Esto reiniciaba el ciclo.  Cada ciclo podía durar en promedio ocho o diez años, y dependía de lo afianzado que se encontraba el ciclo anterior en la generación humana inmediata.

El  los innumerables foros y debates sobre el tema el mejor ejemplo en defensa de las IA escritoras eran las calculadoras, que aparecieron como autómatas en 1630 de la mano de Wilhelm Schickard. Desde su invención hasta su elevado perfeccionamiento en el siglo XXI, los  hombres habían aceptado (algunas veces, a regañadientes, y con toda la resistencia posible de la academia)  que las calculadoras eran más rápidas  y eficientes que ellos en el cálculo. Las ciencias y  la ingeniería como tal lograron, gracias al aporte mecánico y digital de las calculadoras, los simuladores y los distintos tipos de software matemático, avances demasiado significativos como para ser subestimados.  Y aunque los hombres perdieron la capacidad de realizar grandes cálculos mentales y este problema se acentuó tras años de dependencia, las ciencias y las ingenierías tuvieron un florecimiento sin precedente. ¿Era acaso impensable una evolución semejante en la narración?

 Pero mucho antes que BRAIN- HKDM23 ganara el Nobel, ya las IA arrasaban en ventas con muchísima facilidad.  El primer patrón de escritura  novelística artificial fue desarrollado por  el MIT en 2023, basado en el SyntaxNet de Google, que en el 2016 había creado el primer poema artificial.


El  MIT sintetizó una novela en un algoritmo nuclear para que SyntaxNet pudiese reproducirla variando algunos elementos como si de un puzle se tratase. La primera saga en ser sometida a su reducción algorítmica fue Harry Potter y la piedra filosofal. Así, el pequeño mago huérfano, con un destino trágico, y que llega a una escuela de magia para salvar el mundo mágico, se convirtió en un pequeño músico, huérfano y con un destino trágico que llega a una escuela de jazz en nueva york para salvar el mundo musical, o  también en un pequeño programador huérfano, elegido dramáticamente que llega a Sillicon Valley a salvar el mundo del software.  De las 65 variaciones creadas por el MIT sólo llegaron a la imprenta 23, y de estas solo cuatro fueron éxitos editoriales. Estos cuatro éxitos, sin embargo, fueron firmados por seudónimos y no por SyntaxNet 3.0, pues las editoriales entendieron que era demasiado pronto para introducir al mercado sus algoritmos y posiblemente la respuesta de las comunidades literarias y  público en general fuese demasiado hostil como para permitir el refinamiento de la nueva tecnología.

Los IA fantasma.

El modelo de reproducción de esquema narrativo no era nuevo en la industria editorial, todo lo contrario; había sido desarrollado para expandir residualmente el éxito de un best seller más populares. Si un libro lograba cierto nivel de éxito comercial aparecían en los estantes libros sospechosamente similares, realizados por autores con nombres semejantes (las semejanzas incluían títulos, caratulas, paleta de colores, fotografías y temática o tendencia) los libros imitación nunca lograban el éxito del original, pero superaban con bastante  modestia el margen de sostenibilidad financiera. Los autores de estos libros-espejo siempre eran seudónimos, estudiantes de literatura con problemas de dinero o escritores viejos en declive. Cuando las IA los remplazó nadie sospechó nada. Ninguno de estos proyectos iniciales, después de todo, llegó nunca al top de ventas ni mereció nunca una entrevista  de una revista cultural o una curiosidad adicional por parte del lector.

El lento pero imparable proceso de la innovación.

El aporte de los drones periodistas ayudó a perfeccionar la redacción artificial. Grandes periódicos norteamericanos como el L.A Times y el Associated Press, iniciaron esta tendencia que en la segunda década del siglo XXI se conoció como “churnalism”

En 2011 el software interno el L. A Times inició su robotización a través de “Quakebot” en pocos años los robots redactaban informes financieros en cuestión de tres minutos.

Los analistas informativos vaticinaban que los periodistas serian remplazados definitivamente en el 2030, pero esta predicción se vio acelerada por la popularización de los drones y el desarrollo por parte del MIT del SyntaxNet 3.0, capaz de solucionar baches en la información e improvisar soluciones sencillas para información incompleta en sus plantillas de datos. Esta evolución se desarrolló inspirada en la capacidad improvisadora de los narradores (quienes colaboraron en el proyecto no previeron que de algún modo, sepultaban la literatura humana)  Esto concluyó con el  polémico premio Pulitzer que SyntaxNet 3.6 ganó en el 2031 con el artículo “Sobre la barbarie en la guerra civil de Venezuela. Diez años sin fin”

Debido a la desaparición progresiva de la profesión, y al hecho que durante cinco años consecutivos distintas variantes de SyntaxNet ganaron el premio, el Pulitzer se clausuró definitivamente en el 2038.

¿Sucederá lo mismo con el Nobel? Fue la pregunta que muchas personas y máquinas se hicieron tras la premiación de BRAIN- HKDM23.

....A continuación. 
La desaparición de los Historiadores. 

"...Si la optimización constante y la eficiencia son la ética que enseñaremos a las máquinas, ¿cómo reprocharles que opten por eliminarnos del planeta?..."




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