El ciervo.

                                 

Siempre me han encantado las concordancias casi universales alrededor de la mitología de los cérvidos, y la forma en la que cierta semiótica mitológica coincide en espacios geográficos completamente distanciados. Por ejemplo; tanto los celtas como los algonquinos hicieron mitos con los cuernos de los cérvidos, dotándolos de poderes talismánicos relacionados a los árboles. Esta relación surgió debido a la pérdida y resurgir de su cornamenta en invierno y primavera, ciclo que a ojos humanos transformó al ciervo en una especie de animal-árbol o ser intermediario entre los bosques y los animales, interpretación que compartieron muchas otras mitologías. Para los mitos galos, los ciervos son los reyes de los bosques profundos; cuando divagan por sus territorios van impregnándose de la magia que desprenden los árboles y los espíritus naturales. El espíritu del bosque (y una innumerable cantidad de deidades o humanos que van desde El Marisha hindú, el cazador Acteón destrozado por Artemisa o la anciana de Beare) suelen tomar forma de ciervo por ese motivo. Es la forma perfecta para representar su fortaleza dócil pero imponente, casi mágica de la huida y la aniquilación.

Como señores del bosque, los ciervos son curanderos excepcionales. Conocen los nombres de las plantas medicinales y cómo usarlas. Incluso el cristianismo, acostumbrado a pervertir los mitos no pudo tocar las señales de su solemnidad: San Huberto, el Rey Clovis I y San Eustaquio dan fe de su dignidad espiritual.

Un ciervo en especial deslumbra por la magia de sus mitos, y es el ciervo blanco. Avatar de espíritus poderosos y dioses antiguos, nadie puede cazarlo o si quiera verlo salvo que exista un profundo sentido profético: es un poco el adalid de “la caza del ciervo blanco” en los mitos artúricos.

De este origen quizás venga que los mitos escoceses e ingleses relacionan al ciervo con la realeza, pero esta relación es mucho más misteriosa puesto que las maldiciones de trasformación suelen convertir a la realeza en ciervos poderosos y especiales. Un ciervo albino es el espíritu de un rey moribundo o un psicopompo de familias reales. Aun hoy está prohibido matar ciervos blancos en Inglaterra, aunque en los círculos esotéricos suele decirse que quien caza a este animal adquiere un conocimiento infinito de los antiguos misterios.

Gracia, belleza, antigüedad, conocimiento de la medicina y la magia y sintonización con el otro mundo; todos estos elementos hacen que la cornamenta como amuleto tenga un poderoso significado ritualista. Conozco una sola excepción a la aceptación casi universal del ciervo como animal espiritual. Es un mito chino que Borges subraya en “el libro de los seres imaginarios”: 

"El Ciervo Celestial

Nada sabemos de la estructura del Ciervo Celestial (acaso porque nadie lo ha podido ver claramente), pero sí que estos trágicos animales andan bajo tierra y no tienen otra ansia que salir a la luz del día. Saben hablar y ruegan a los mineros que los ayuden a salir. Al principio, quieren sobornarlos con la promesa de metales preciosos; cuando falla este ardid, los Ciervos hostigan a los hombres, y éstos los emparedan firmemente en las galerías de la mina. Se habla asimismo de hombres a quienes han torturado los Ciervos.

La tradición añade que si los Ciervos emergen a la luz, se convierten en un líquido pestilente que puede asolar al país."

 Sin embargo gran parte de la mitología budista sigue viendo al ciervo como un símbolo de luz.

Muchas veces me he interesado por los seres que me gusta llamar “los sacerdotes del bosque” especialmente en los mitos eslavos del Lisovik, el Wendigo algonquino o el Cernunnos galo. Cualquiera diría que todos hablan de lo mismo; entes que se apropian, protegen o corrompen el poder de los bosques. Todos suelen ser representados con cornamentas de ciervo a modo de mostrarnos sus vínculos con el poder natural. De estos el mito de Cernunnos (para algunos eruditos, origen de los faunos, del dios pan, de los sátiros y de los silvanos) pareciera ser el más antiguo, casi extinto ya en época de los romanos, al punto que el nombre por el que lo conocemos es su nombre latino, pues  el cómo era llamado por los celtas es desconocido para nosotros.

 

Cernunnos - Wikipedia
Detalle de Cernunnos representado en la placa del caldero de Gundestrup

 El Cernunnos y el baphomet comparten además de la cornamenta su modo de sentarse, lo que llevó a ciertas tendencias contemporáneas a crear alrededor de ambos un sincretismo religioso. 

 Hace algunos meses distorsionados por la cuarentena vi por fin La princesa Mononoke, película del Studio Ghibli donde aparece un ciervo como espíritu del bosque. Este ciervo es Quilin, de la mitología china: sobre este no hay grandes particularidades que lo separen de los demás mitos, salvo la particularidad de que en la era Ming fue confundido con las jirafas. 

 

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