Poema a un gato vagabundo.

 


Mira, allí va un gato lamiéndose las heridas

demasiado débil para luchar, así que

prefiere fingir que no ha pasado nada.

Ni su sangre ni la infección le preocupan,

o tal vez él no sabe preocuparse por su inevitable desgaste.

Es un viejo holgazán: le sonríe a sus enemigos.

También le sonríe a la noche, a la muerte y a la hostilidad del abismo.

Se miente para sobrevivir. Su sonrisa es una treta.

Naufraga con el estoicismo retorcido de los antiguos leones, pues

ha descubierto el recurso más básico para una vida vacía;

Sobrevive, la dignidad no importa, dicen su genes:

Escabúllete y escóndete, huye y roba pues no hay moral en el mundo.

En su diminuta mente hay una voz antigua:

"Soy un superviviente sin llanto, soy mi corazón y mi esperanza.

soy un ser solitario que no tiene patria.

No hay un lugar acogedor para mí, mi destino es el destierro.

Y allá donde aparezca la placidez debo temerle al vacío.

Soy un náufrago en un mar de irrelevancia

y aunque el tiempo pase debo aferrarme a mi pequeña roca,

pero yo soy el vacío y yo soy el mar, yo soy la tormenta

y la roca es mi reflejo.

¿No es extraordinaria esta forma de mortalidad?

El yo es todo lo que tengo y todo lo que necesito.

Doy lo mejor de mí por necedad, en cada trozo de vida que encuentro.

Porque la vida es eso; vivir es herir a otros, devorarlos

y permitir que me devoren. Esa es nuestra soledad.

La misericordia implica negar nuestro propio naufragio.

No hay distancia entre los reyes y los mendigos

Solo existe el poder.

El poder y el verdugo.

El verdugo y el miedo.

El miedo y el silencio

¡Pobres cántaros de hemoglobina,

enamorados de la falsa jerarquía de la cadena alimenticia!

¿No se han dado cuenta de sus prisiones? En cambio yo

Sobrevivo para rebelarme.

Adelante, ríanse de mi.

creo (aunque sea absurdo) que un día

todos seremos libres de nuestros despojos”. 

 

 

O.M.C 

7 de nov /2021 



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