En las frontera del mundo
donde extraviamos la esperanza.
Allí donde la arena negra se convirtió en metralla
y los mares de sangre consumieron nuestros navíos,
veo en la distancia el viejo fuego que nos abrigó,
nuestro hogar perdido.
Allí la sangre continúa en el corazón
que late como si todavía hubiese un mundo
donde recostar la cabeza.
Allí queríamos sembrar seres humanos
que no temieran al último de los días.
Entre rocas solitarias
que tuvieron el lujo de no ser sepulcros
Creíamos en el engaño del porvenir
y fuimos fusilados por el veneno del presente.
Escuchábamos las montañas y sus bosques
con ingenuidad y nos embriagaron
sus delirios de grandeza.
"Ven conmigo" decía el viento
Es la canción de almas ingratas
"ven conmigo"
No hay voces más allá del vacío.
El fuego lentamente curó mis heridas.
Símbolos y canciones se marchitaron
en mis manos. Aún sueño con el naufragio de
La aguja de la iglesia
y el mar rojo que parirá al cataclismo.
Toda la humanidad morirá a excepción de nosotros.
O eso creíamos.
Allí, muy lejos de mi, he sido decapitado por mis sueños.
Oscar Corzo - 07/03/22
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