Introducción de "El misterioso instante".

 


Durante la época del florecimiento de los blogs —vastísima era de los primeros años de internet que duró desde 1999 hasta probablemente el 2012— muchos habremos imaginado que sería el fin de los artículos periodísticos y de opinión. Internet, que en aquel entonces entendíamos como una venganza democrática contra la desinformación, finalmente sepultaría al periodismo tradicional. Libros como este (una dispendiosa colección de comentarios aleatorios que solo por esta vez llamaré artículos) pasarían finalmente al olvido pues solo existen para preservarlos de la volatilidad de la prensa. ¿Coleccionar artículos? Pensábamos que eso sería inútil en tiempos de internet. Naturalmente creíamos—y aún creemos—que internet duraría eternamente.

Creo que se escribe para internet de un modo que no se escribe para la prensa ni para los libros en general. Por eso estos textos no deberían llamarse artículos sino entradas. Una entrada es una invitación a la navegación. En un blog se escribe con una consciencia ambigua de lo volátil y fortuita que es la atención. Se escribe corto, pausado, como si fuese la respiración de una corta caminata. Casi todas estas notas y cuentos los escribí en una noche, no como sentencias o conclusiones —principio fundamental de los artículos y ensayos enmarcados en una conclusión— sino como invitaciones a la perplejidad o la curiosidad. Del 2010 para acá, no se espera popularidad de un blog, simplemente una invitación a la conversación. Por eso he llamado al libro “Un misterioso instante”, que pese a su cursilería aparente, condensa la mezcla de volatilidad y monumentalismo que hoy tiene un blog.

Los blogs hoy son anacronismos solemnes, y en internet parecen a veces monolitos derruidos. Los libros en cambio continúan vivos, y por ello, a lo mejor este libro es un intento desesperado de engañar a la muerte. El Papiro Prisse con casi 4000 años de antigüedad a lo mejor está más vivo que el blog más popular del 2008. Redes enteras, plataformas y miles de textos han desaparecido desde entonces.

Quiero pedir disculpas por el excesivo borgianismo de este libro. De las quinientas entradas de mi blog, Borges está mencionado en cuatrocientas veintisiete.  Aquí preservé veintiún menciones. Es muy válido que se me acuse de falta de variedad bibliográfica. Como la mayoría de personas que alguna vez han leído un libro, soy consciente de que no he leído suficiente. En realidad, hay tres o cuatro temas que se repiten en cada una de estas entradas. Las preguntas consignadas aquí no están todavía resueltas.  

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