Lo grotesco dentro de lo grotesco.

 


¿Qué hay de grotesco en la galería de lo grotesco? Hace muchos años un buen amigo me increpó con esta frase y realmente lo grotesco, con un par de excepciones, pareciera escaso por aquí. Pero aunque el titulo parezca un ejercicio de publicidad engañosa, quiero aclarar que no lo es en lo absoluto. ¿Qué es lo grotesco? De aquella época ( el mundo previo al 2010) creo que me obsesioné con dos palabras (lo grotesco era una y la otra era “alienación”) Este blog no existía, yo escribía en otro llamado “ Las tierras de nadie” (adoro ese nombre) la galería de lo grotesco entonces era un cuento que hablaba de un muro de fotografías gore creado por una especie de detective-periodista inspirado en L de Death note. Este detective ecléctico y autista ( se llamaba Juan Sebastián, como mi hermano) aislado socialmente y con fascinación por la mutilación resolvería el asesinato de su mejor amiga llamada Mónica, una periodista asesinada por la corrupción colombiana.

Hace mucho eliminé ese cuento porque esas cosas no pasan por aquí. Pienso en la muerte de Flor Alba Nuñez, en la senectud de su causa. Hace tal vez un mes pasé por su casa y encontré un pendón con su rostro colgado en la pared del cuarto de su madre. Los idealistas son criaturas valiosas. A veces la justicia no merece la sangre que se ha derramado por ella.   

Y si no la merece la justicia, tampoco la merecen las naciones, ni los pueblos, ni las ciudades. Es la inercia cansada de los vencidos la que nos impulsa a renunciar incluso a las causas nobles.

Lo galería de lo grotesco (una vez aquel cuento desapareció) terminó siendo un homenaje al libro de Edgar Allan Poe “Cuentos de lo grotesco y lo arabesco” esta es mi versión, pensé, una obsesión por la corporeidad que viene de un antiguo sueño del 2007, he escrito ese sueño en la niebla y el fuego y en algunas entradas perdidas que ojalá nadie encuentre. En el sueño un verdugo me despedazaba mitad por mitad y buscaba encontrar el último pedazo de mí que siguiera siendo yo. “Corté una pierda y esa pierna ya no eres tú, corté un brazo y ese brazo ya no eres tú, corté el dorso y ese ya no eres tú, corté tu corazón, tu cuello, tu boca, tus ojos. Partí tu mirada a la mitad. Algo se ha roto para siempre”.

Como hay críticos que piensan que Poe hace un uso inadecuado de los términos “grotesco” y “arabesco” a lo mejor cualquiera dirá lo mismo de mi blog. Pero una escultura me ha ayudado a recordar cual es mi significado para mí de lo grotesco.

Me la he encontrado en San Agustín en el parque recreativo Sumak hace un par de semanas. LÑos trabajadores la llaman "El campesino"  Creo que me conmocionó su dolorosa expresividad. También me impactó el contraste del lugar donde está, pues una escena tan agresiva se encuentra en un parque recreativo, rodeada de familias y niños que quieren acariciar caballos.

La escultura no está firmada. Yo sospecho que es obra de William Naranjo, un escultor que conocí hace muchos años y al que le compré una rosa de metal. Fue inútil preguntarle a los trabajadores del parque sobre quien es el autor. Sabían que era de Pitalito, eso era todo. Naranjo es un hombre muy talentoso y creo, su técnica de trabajo en el metal cambió el panorama plástico de Pitalito para su generación.  Su escultura me escandalizó y recordé al verla cierta conclusión a la que llegué luego de que mi amiga Marley mostrara en Rusia algunos de mis cuentos.

En contraste, otros lugares del mundo (sobre todo en Europa) no necesariamente reaccionan bien a nuestra estética. Sobre todo a la estética alrededor de la violencia. 

Y es que estamos tan adormecidos frente a lo grotesco que pasamos por delante de la escultura sin sentir un escalofrío. La escultura está en un parque de diversiones y la gente pasa junto a ella sin notar su desgarro espiritual. Hay niños jugando, al fondo un restaurante, las familias pasean y los trabajadores sacan los caballos a exposición. El rostro del campesino es grotesco. Sostiene a un hijo desmayado o muerto al que una mina quiebrapata (asumimos) le arrebató una pierna. Esto, si somos honestos, debería bastar para desaparecer al mundo. Lo grotesco tiene cierta cercanía con el gore—una cercanía desagradable— pero tiene un significado simbólico. Lo grotesco acude al cuerpo, al cuerpo como símbolo y usa una mutilación como denuncia pero nadie la escucha. Lo grotesco es un grito. Pero lo realmente interesante es que no queremos ni podemos escucharlo.

No lo oímos porque si lo hacemos caemos en la desesperación.

Pero lo grotesco no es la escultura sino el lugar, la felicidad del alrededor, la sordera, el vacío frente el autor. Buscando información sobre Naranjo, descubrí que está en la cárcel por culpa de prestar sus obras para el narcotráfico. Este es el motivo, supongo, por el que no quieren dar detalles sobre la autoría.  El que asumo es el padre de este grito desesperado, un escultor brillante y prometedor de mi generación está preso por cederle espacio al dinero del narcotráfico en sus obras. Eso es lo grotesco. El silencio dentro de lo grotesco es la sensación estética más poderosa que he enfrentado en mi vida.

Y esa me resultó una buena metáfora sobre Colombia y tal vez sobre mí mismo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy bello.