El tiempo todo lo posterga.
Incluso yo, un héroe de lo volátil
he sido pospuesto
infinitamente. Incansablemente
y a lo mejor
nunca ocurriré. Nunca habrá redención
ni amor para mí, y seguramente
nunca seré nada ni nadie. Mejor así.
He deseado demasiado. Tanto que
postergué la creación
Y de tanto tiempo perdido,
de tanto dolor inútil,
se malogró mi corazón,
en los negros avatares de unas manos muertas.
Concentrándome en lo efímero
de una hilera de momentos desgarrados,
la belleza se extravió y
lo he perdido todo.
Mientras deseaba
la eternidad se burló de mí.
Con el angustioso sentido del humor
del que gozan los dioses y los idiotas.
Tonta redención. No la quiero, no me importa.
Para mí quiero la salvación, el verdadero alivio del abismo
de alquitrán, donde mueren
las palabras y la memoria.
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